domingo, 15 de noviembre de 2009

Excursión al Río Clarillo


Una excursión semi-improvisada. Vanessa, Miguel, Adri y yo. Un sábado de sol, fotos, bosque, senderos, río y biólogos. Quedamos a las diez y nos encontramos con Vane, pero Adri y Miguel con sus compañeros Caña y Resaca llegan a las diez y media. En metro hasta Puento Alto, y una visita al Jumbo para comprar alguna cosa de comer. Viaje en bus hasta la única reserva natural de la región Metropolitana de Santiago: la Reserva Nacional Río Clarillo. El conductor, un loco que hizo que casi sacara lo poco que había desayunado. Robo: no hay descuento para estudiantes. Suerte: un hombre nos sube los cuatro kilómetros que tenemos que andar hasta la entrada del parque. Un poco de crema solar (suerte que Miguel pensó en traerla, sino mis hombros estarían sin piel -y no rojos como están ahora-). Sendero Allwuen Mahuida. Y cuando el sendero termina, no pasa nada, Adri y Miguel deciden que nos saltemos el camino e investiguemos -hagamos la cabra-. La vista desde arriba, increíble. Por el camino nos encontramos con un grupo de estudiantes de biología de la Universidad de Chile, que están con todo el curso en una salida de campo (buscan bichos, miden telarañas...). De bajada, un poco de tobogán, o tierra resbaladiza -como se quiera llamar-. Y para almorzar, nada mejor que unos bocadillos sentados en la arena y las rocas al lado del Río, perfecto para remojarnos, comer, dormir la siesta y disfrutar del paisaje.
Cuando lo único que faltaba era volver hasta Santiago, otra vez el grupo de estudiantes, que nos invitan a ir con ellos en autobús hasta Santiago. Más suerte.


Pregunta del día -para variar-: “¿y por qué Chile?”. Y la frase del día -ofrecida por Adri a las tres de la mañana en el asado para celebrar los cumpleaños de Víctor, Elena e Iñaki-: “a mi me gusta salirme del camino”. Una buena frase para resumir y terminar el día.

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