jueves, 31 de julio de 2014

Abrazos

Ayer se terminaron mis vacaciones. Después de quince días en familia, quince días disfrutando de mi tía, mi tío y mi más que querida prima, tocaba volver a la normalidad. Me despedí de ellos en la estación de tren de Philadelphia. Estuvo bien no despedirse en New York –demasiada gente-, ni en Washington –demasiado cerca de casa-. Me esperaban un poco más de tres horas de autobús para poder sacar todo lo que llevaba dentro. Para terminar de vaciar esas lágrimas que –como era de esperar- ya habían empezado a salir en los abrazos y los “hasta muy pronto” de la estación. Quince días que han pasado volando, quince días en los que he sido feliz llenando la palabra del máximo significado. Quince días en que he podido ser yo misma en cada segundo y en que –aunque ya lo sabía- he vuelto a sentir muy cerca la fantástica familia que me ayuda crecer.

Pero no es del viaje en familia de lo que quiero hablar. Sino de los recuerdos que me pasaron por la cabeza cuando subí a ese autobús dirección Washington. Hace cuatro años y medio tuve la visita de mi prima –entonces bastante más inocente-, mi tía, mi tío y –en esa ocasión- mi hermano. Volaron hasta Santiago de Chile para pasar las Navidades a mi lado y conocer el país que me acogía des de hacía seis meses, y en el que me quedaría medio año más. Pero los diez días que estuvieron allí –aparte de pasar fugazmente- se terminaron. Para entonces algunos de mis apoyos cruciales en ese país ya habían regresado a casa. Pero allí estaba Adri. Recuerdo como si fuera ayer que lo llamé llorando, que me esperó en su casa y que me cocinó lo que más me apetecía –carne arrebozada-. Pero lo más importante –y que recordé ayer en el autobús- fue su compañía, sus abrazos que tanto echo de menos. Porque ayer, cuando no me esperaba nadie en la Capital, cuando tenía el corazón encogido y ese dolor de cabeza no me dejaba ni pensar, me hubiera encantado que –esta vez- nuestro destino hubiera vuelto a estar en la misma ciudad.

A veces hace falta mandar abrazos, sobre todo a aquellos que sabes que les agradará. Des de mi “basement” en Washington, hasta tu apartamento en Santiago, aquí va mi abrazo. 

1 comentario:

  1. Petons,abraçades i somriures desde el número 27 del carrer vermell de Torroella de Montgrí!!!

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