Chao Chile

Es como un sueño. Un sueño en el que dentro de unas horas me despertaré y estaré en mi pieza del departamento de Santiago. Pero me pellizco, y me vuelvo a pellizcar, y no despierto. Porque parece un sueño, sí, pero no lo es. Al despegar de la capital chilena he dejado atrás un año increíble, mágico, de los que no se olvidan, y del que me llevo cada instante en la carpeta de mis más bonitos recuerdos.

Ahora, esperando mis nueve horas de trasbordo en el aeropuerto de Bogotá, siento la sensación rara de estar medio despierta medio dormida.

Durante un año he estado en unos cuantos aeropuertos, sabiendo que al cabo de una semana, o un poco más, volvería “a casa”, a Santiago. Y esta vez me pasa lo mismo, siento que estoy haciendo un viajé más, y que regresaré a mi departamento de las Polillas y me sentiré segura de decir: “ya, estoy en casa”.

Pero me vuelvo a pellizcar y me doy cuenta de que esta vez no voy a retornar a Santiago, aunque este viaje también sea un retorno, el retorno. Vuelvo a casa. A mi casa de siempre, a Torroella, para abrazar a los míos, y continuar este camino que es la vida.

Han sido días de despedidas, consciente de que este momento llegaría, pero no preparada del todo para ello. Han sido días de decir “hasta pronto”, nunca un “adiós”.

Que le vamos a hacer si soy de lágrima fácil, si estos momentos me producen un nudo en el estómago, si me siento increíblemente feliz por todo lo que sucedió.

Y con sentimientos contrapuestos; Ilusión por ver a esas personas tan importantes pero que hace un año que no abrazo, y nostalgia por dejar el país que tan bien me acogió durante este año.

¿Lo volvería a hacer? Definitivamente, sí. ¿Volveré a Chile? Obvio po.

Me voy contenta pero sobretodo feliz, muy feliz, y agradezco a todos los que han hecho posible que me siente así.

Chao Chile, gracias, y hasta pronto.

-Els Pets, “És hora de tornar a casa”

-Glaucs, “Ho tornaria a fer”

-”Arriba la vida”